Horacio Larumbe - Hombre de Jazz (1990)


CANCIONES
1 All the Things You Are
2 For Carl
3 Chega De Saudade
4 Man I Love
5 Secret Love
6 Satin Doll

MUSICOS
Horacio Larumbe, piano
Jorge González, contrabajo
Junior Césari, batería

COMENTARIO
Con "Hombre de jazz" se salda, en parte, una deuda con uno de los artistas de jazz más importantes de la escena, el pianista Horacio Larumbe, "El Ciego". En efecto, este trabajo, editado por Melopea y grabado en vivo en el hall del Teatro San Martín, es el primer disco de este músico fallecido el 27 de septiembre de 2003.
Larumbe fue un artista de una creativa bohemia al punto de haber desarrollado una carrera más apoyada sobre el costado de acompañante que como líder. Refractario a este tipo de compromisos, desechó varias propuestas para grabar discos de piano, tanto solo como en grupo.
Este disco surgió a partir de una grabación de Carlos Melero, del trío de Larumbe, con el Negro González en contrabajo y Junior Césari en batería. Si bien no tiene una fecha precisa, González, memorioso como pocos, arriesgó que fue durante 1990.
El trío funcionó durante unos 25 años y en el concierto en el San Martín, el combo hizo un puñado de standards (unos 45 minutos de show) en el que Larumbe muestra un criterio de improvisador arriesgado y con una calidad de ideas de envidiable lozanía.
El disco abre con una versión de "All The Things You Are" , con un ejemplar arranque de Larumbe que en el primer solo reelabora la melodía. Su estilo habla de un músico cuyas ideas parecen ir precipitándose, como si dispusiese de varias formas de expresarse dentro de la misma composición. Junto con él, está una de las duplas con más historia, González, que exhibe aquí un sonido algo saturado y Césari, quien luce un swinging arrasador.
A medida que transcurre el disco, la sensación es que a pocos como a Larumbe les cuadraba tan bien ese dicho de que el jazz es sorpresa, pues así era su forma de interpretar, sorpresiva, espontánea. Un músico sin piloto automático.
Incluso su música destila un humor chispeante a través de pequeñas citas, acentuaciones que tienen un aire innegable a comicidad, como aquella noche en un teatro elegante en donde no los dejaban ir por los permanentes pedidos de bises y, como en la sala no dejaban fumar, repentinamente, Larumbe se puso de pie y dijo. "Perdón, perdón... tengo que salir porque me fumo encima."
"For Carl" tiene una introducción a la manera clásica para desembocar en un aire de zamba durante los primeros compases.
El trabajo de Larumbe habla de un músico que no tiene planes hechos de antemano. Un artista que evidencia en este disco una potencia musical llamativa. La sensibilidad con la cual introduce "The Man I Love", en el que relata la frase con un encanto especial quizá por el encadenamiento de intervalos y el espíritu que domina la pieza, habla de una profundidad emocional que sólo podía transmitir Larumbe, mientras González y, especialmente, Césari entablan pequeños diálogos con el pianista. Son sus silencios los que permitían a sus acompañantes desarrollar ideas de tipo colectivo.
En resumen, un trío de piano clásico con un lenguaje de personal articulación y una sonoridad que transita de la aspereza a lo sutil.
Larumbe, cuando grabó este disco, era un músico formado que se explayaba a través de un vocabulario jazzístico acumulado a lo largo de su carrera. Tiempo después de esta grabación, el pianista iba a sorprender a todos en Obras cuando, como telonero del tributo a Miles Davis (Herbie Hancock, Tony Williams, Wayne Shorter, Ron Carter y Wallace Rodney), se presentó con Alejandra Martin y deslumbró al estadio.
En este disco, también deslumbra con sus ideas y sus sorpresivos cambios sobre la marcha. Tiene una hermosa manera de definir cada vuelta, donde parecen sobrevenirle ideas de una clara yuxtaposición de complejidad-sencillez.
El disco cierra con una versión de "Satin Doll". El tema toma la frase con un aire de mucho balanceo y, poco a poco, comienza a reordenar la melodía, como si partiese de retazos melódicos para desarrollar nuevas propuestas.
Suenan relajados. Por increíble que parezca, este trío descansaba en Larumbe, es decir, en el piano antes que en la sección rítmica. En verdad, González y Junior siguen a "El Ciego" y no el pianista al contrabajista o al baterista.
Es un disco que hace justicia a uno de los grandes músicos que tuvo el jazz argentino. Un pianista de talento equiparable a su modestia. Un artista que no sólo inspiró a muchos jóvenes, como, por ejemplo, Javier Malosetti y Oscar Giunta, sino que también hizo de la música una forma divertida de arte.

PUNTUACION
10 puntos